También vimos tres invernaderos. Primero vimos uno de clima desértico, que tiene una gran variedad de cactus, muchos, de gran altura. Algunos cactus tienen una especie de pelos blancos, que reflejan la luz solar, reduciendo el calor para mantener la máxima cantidad de agua posible. También se encuentran en este invernadero otras plantas, como el aloe vera. El segundo era de clima subtropical, como, por ejemplo, el clima de las islas Canarias. Aquí se nota algo más de humedad y mucha más vegetación en comparación al anterior. En el último vimos el clima tropical. Este se caracteriza por su gran humedad y su abundante vegetación. Hay plantas trepadoras, otras con grandes hojas y otras parasitarias. Todas ellas intentan de distinta manera llegar a la luz solar, ya que en este clima hay tanta vegetación que es difícil conseguirla. Allí también se encuentran plantas carnívoras, las cuales descomponen con enzimas los insectos que atrapan en su interior, y nenúfares, que crecen en lagos o charcos. Por último, vimos otro invernadero en el que había abundante vegetación. Este, parecido al anterior, también tiene plantas que “luchan” por la luz solar.
También vimos tres invernaderos. Primero vimos uno de clima desértico, que tiene una gran variedad de cactus, muchos, de gran altura. Algunos cactus tienen una especie de pelos blancos, que reflejan la luz solar, reduciendo el calor para mantener la máxima cantidad de agua posible. También se encuentran en este invernadero otras plantas, como el aloe vera.
El segundo era de clima subtropical, como, por ejemplo, el clima de las islas Canarias. Aquí se nota algo más de humedad y mucha más vegetación en comparación al anterior.
En el último vimos el clima tropical. Este se caracteriza por su gran humedad y su abundante vegetación. Hay plantas trepadoras, otras con grandes hojas y otras parasitarias. Todas ellas intentan de distinta manera llegar a la luz solar, ya que en este clima hay tanta vegetación que es difícil conseguirla. Allí también se encuentran plantas carnívoras, las cuales descomponen con enzimas los insectos que atrapan en su interior, y nenúfares, que crecen en lagos o charcos.
Por último, vimos otro invernadero en el que había abundante vegetación. Este, parecido al anterior, también tiene plantas que “luchan” por la luz solar.